Diario de escritura Agosto (5)

Desde hace un tiempo que me intrigan los sueños. Quizás este último tiempo deje de darles tanto espacio. En su momento solía soñar mucho y anotar cada vez que me despertaba todos los sueños que tenía. Mayormente en 2018 y 2019, recompile muchos sueños, que lamentablemente se han traspapelado en algún movimiento de archivos del teléfono.

Sueño 1: Sucedió este año.

Tenía un encuentro con un chico del sur. Un chico que conocía de nombre por haber asistido a la misma escuela que yo, por lo menos por un tiempo, y, también por ser el hijo de una profesora que tuve en primaria. Nunca tuve relación con él. 
Con este chico, íbamos en un auto, yo conduciendo. Raramente se trataba de un auto de payaso.
Este sueño me perturbó bastante debido a que el chico en cuestión falleció en 2018, en un accidente (no automovilístico) en CABA.

Los últimos sueños que tuve y que pude o puedo recordar, fueron utilizados diferentemente que en los años 2018 y 2019; no quedaron en registro únicamente. Un par de veces utilicé mis sueños para escribir.

Este sueño me hizo concebir el siguiente poema: 

Sementera

 

Soñé que mis rimas ya no rimaban,

Que la gente ya no miraba,

Que los perros ya no paseaban,

Que esperanzas ya no quedaban.

 

Mi auto se había convertido

En el pequeño auto de payaso,

Ese que parece divertido

Pero no permite dar un paso.

 

Traté de correr con él,

Traté de pintarme la cara,

Traté de fluir en.

La gente me miraba rara.

 

Soñé que el atardecer ya no relucía

Sobre los edificios.

Soñé con eso que parecía

Algo así como un maleficio.

 

Ahí fue donde encontré,

Que la rima no es rima,

Sin primero no ser rima.

 

También, encontré

Que la gente que no miraba

Era, a veces, la que más veía,

 

Encontré

Que el perro no paseaba,

Corría.

 

Y que las esperanzas,

Al fin y al cabo,

Desesperan.



Sueño 2: 

Soñaba con que ya me había despertado y tenia que preparar el desayuno. Muy entusiasmado fui hasta la heladera; agarré la mermelada, el pan, y el queso crema. Sorpresa, estaba todo echado a perder. No pude desayunar.
Curiosamente, este año se me rompió la tostadora.

Poema:

Tostadas sin desayuno

 

 

Pensé que las tostadas iban a ser parte de mi desayuno

Pero parece estar todo feo

Que inoportuno

Me quedare con el deseo

 

Siempre tuve esa necia concepción

De querer ser el verdadero

De querer ser el único

Cuando en realidad estaba siendo media nación

 

Esa confusión, esa errancia

Culmina únicamente en una vaga escencia

Un esfuerzo tonto para los días grises

Por no querer que metan las narices

 

Inherente es en esta esfera

La pseudo conexión sin control

Mientras todos quedamos a la espera

Son los pocos los que gritan con furor.



Sueño 3:

Otro sueño que puedo compartir es el de un amigo.

Soñó que iba a un McDonalds, a pedir una hamburguesa, muy tarde, por la madrugada. Luego de haber pedido su hamburguesa, y luego de haber esperado a que la orden esté lista, muy hambriento se acerca al mostrador para preguntar si ya estaba lo que había pedido hace unos minutos. Para su desgracia, se encuentra con la sorpresa de que otra persona había tomado su pedido. Cuando él fue a reclamar, le dijeron que la cocina ya había cerrado.

Real: En la semana anterior, habíamos ido a un McDonalds en la madrugada. Y también, habíamos ido a un bar, y cuando quisimos pedir la comida, la cocina ya había cerrado.

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