Malvinas, una historia enraizada

 

Malvinas, una historia enraizada

Camino. Camino por donde suelo caminar siempre que voy allá. Mi casa no queda lejos de la costa. Camino y pienso. Siempre pienso cuando estoy allá. Quizás, estar allá me hace formularme preguntas que antes no me hacía. La playa me gusta. Es un lugar bueno para pensar.

Camino. Camino hacia la playa. Esta vez, no al lugar de siempre. Esta vez fui por la rotonda del avión, como le decimos los que vivimos allá; por el avión que está en forma de monumento a la guerra de Malvinas. Toda la zona de la costa está llena de monumentos a las Malvinas.

La guerra de las Malvinas es algo que está muy presente allá. No solo por ser parte de la provincia (Tierra Del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), sino por toda la memoria que se lleva tanto en la ciudad como en las prácticas culturales. Rio Grande es la ciudad argentina más próxima a las islas, es por esto que algunas personas que viven allá desde hace unos años pueden comentar un poco de lo que se vivió. La ciudad y sus alrededores también hablan; en un tramo en la ruta hacia el sur, el pavimento se ensancha y la historia deja sus marcas sobre la tierra. Ese pedazo de ruta más ancho de lo normal solía ser una pista de aterrizaje para los aviones. Siempre que paso por ahí, algo de curiosidad me despierta.

El 2 de abril de 1982 se inició el conflicto armado entre Argentina e Inglaterra por la disputa por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, conocido como la Guerra de Malvinas. El archipiélago de las Islas Malvinas incluye las islas Soledad, Gran Malvina, San José, Trinidad, Bourbón, Boungainville, Águila y San Rafael. Las primeras dos son las islas principales y son las de mayor tamaño. Las islas Georgias del Sur están conformadas por la isla San Pedro, principalmente, y algunos pequeños islotes. Y, por último, el archipiélago de las islas Sandwich del Sur son un conjunto de 11 islas de origen volcánico, las cuales están deshabitadas.

Si bien, las islas Malvinas nunca fueron territorio argentino reconocido internacionalmente, geográficamente, el territorio corresponde al Estado argentino. Los 3 archipiélagos se ubican en el Atlántico Sur, siendo Argentina el país más cercano a éstos. Actualmente, los archipiélagos siguen siendo contemplados como territorio de soberanía pendiente por definición; lo que significa que es un territorio no autónomo disputado.

Argentina tuvo una breve posesión de las islas. En 1820, Argentina envió una fragata para afirmar sus derechos sobre las islas. En 1829 se crearon la comandancia policial y militar de las Islas Malvinas y el Puerto Luis. Esta posesión duró únicamente hasta 1833, año en el que la ocupación británica desplazó a la ocupación argentina. Desde entonces, las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur son archipiélagos reivindicados por el Estado Argentino como propio por su ubicación, y por su correspondencia hereditaria de España hacia Argentina.

Algo que se parece entre las Malvinas y donde estoy, Rio Grande, es el clima. El frío invernal suele ser bastante crudo, las temperaturas suelen ir desde los pocos grados hasta unos cuantos grados bajo cero; recordemos que es un clima sub-antártico. Los vientos son frecuentes y los días nublados no son raros. Al estar en latitudes bajas, los inviernos producen noches de larga duración; en Rio Grande, en esta época del año, anoche a eso de las 5 de la tarde. La neblina es algo que protagoniza algunos días fríos.

Ese día que fui a la costanera estaba fresco, pero tampoco tanto, habrán sido unos 2 grados. Había una bruma tenue que se esparcía por toda la costa; algo que también es algo característico de la zona. Bajé desde donde estaba el primer monumento; el Monumento a los Caídos en la Guerra de Malvinas. Son unas estatuas de soldados, sosteniendo la bandera argentina, pisando sobre las Islas Malvinas pintadas de celeste y blanco. Un poco más atrás, hay una placa conmemorativa de los 323 caídos en el hundimiento del ARA General Belgrano.

Bajé, caminé un poco más lento para poder apreciar la rotonda del avión. Es una imagen que transmite mucho; el avión y, justo detrás, el batallón militar de la ciudad. El batallón está junto en frente a la costanera. Todos estos monumentos lo rodean y las imágenes de una guerra penetran la imagen de la ciudad.

Seguí caminando, siguiendo el camino de la bici-senda que recorre la costa. Hacia el lado del mar, se encuentra el monumento principal, si se quiere. Es el Monumento a los Héroes de Malvinas. Una zona con una entrada blanca, en forma de marco, con una estatua de un soldado hacia un lado y hacia el otro, una estatua de un ovejero alemán. Una vez ingresando al monumento, hacia la izquierda se posa una metralleta de guerra y hacia la izquierda un ancla. Un mástil, con una base que retrata las Malvinas en color celeste y blanco hacen flamear con el viento sureño la bandera argentina. Por detrás de él, una serie de placas conmemorativas se presentan alineadas.

Este monumento, es, quizás, el más importante, por lo menos, en cuanto a la relevancia que toma el 2 de abril. El 2 de abril, allá, en Rio Grande, es algo bastante relevante. En esta fecha, en Argentina, se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas. Al lado de este monumento, todos los años, se arma una carpa en conmemoración a la Guerra de Malvinas. Los colegios suelen hacer visitas a esta carpa, y, allí, algunos excombatientes de Malvinas exponen algunos elementos históricos y relatan un poco de lo que fue.

Rio Grande es la Capital Nacional de la vigilia por la gloriosa Gesta de Malvinas, popularmente llamada simplemente “la vigilia” por aquellos que somos de allá. Esta vigilia, se realiza todos los años, y se cortan los tramos de las calles de la costanera para el desarrollo de la misma. Se lleva a cabo el 1 de abril a la noche y la recurrencia es notoria. En la misma, se lleva a cabo un acto con abanderados de distintos colegios y se rinde homenaje a los caídos en Malvinas, con participación de excombatientes.

Justo en frente al Monumento a los Héroes de Malvinas, se encuentra un anfibio de guerra, todo verde, y otro avión. Estos vehículos me recuerdan la dificultad de esta guerra. Si repaso un poco elementos que vi; el ancla, el avión, el anfibio y, si sumamos, los 3 o 4 barcos que están más adelante siguiendo la costa, la idea de que no era algo sencillo se me viene a la cabeza. La logística que requería una guerra entre islas era compleja.

El 2 de abril de 1982, el gobierno de facto de Leopoldo Galttieri, sucesor de Videla y Viola, comandó el desembarco militar en las Islas Malvinas con el fin de establecer una ocupación militar y desplazar a los ingleses. La situación económica del país no era buena y la Junta Militar que gobernaba desde 1976 no gozaba de la legitimidad que tenía en sus primeros años por la oposición a sus accionares en contra de los derechos humanos. El intento por recuperar las islas era un intento para salvar al gobierno de la Junta Militar.

En esos años, el servicio militar obligatorio seguía vigente, por lo que, los varones mayores de 18 años debían cumplir 2 años de servicio en alguna de las ramas de las fuerzas armadas. Soldados de diferentes lugares del país reclutados por este medio, fueron enviados a la guerra.

En cuanto a los recursos, Argentina disponía cerca de 14.000 soldados, 36 barcos y 216 aviones. Por el lado inglés, casi 40000 soldados fueron llamados ante el conflicto, y fueron desplegados 117 aviones y 111 buques. Es relevante recordar, que había fuertes contrastes entre el equipamiento y entrenamiento entre ambos países.

El clima era hostil, los soldados se atrincheraban y los bombardeos circulaban entre los dos bandos. La guerra duró 2 meses y 12 días. Los ingleses consiguieron ganar la posesión de las islas nuevamente. El enfrentamiento dejó un saldo de 650 muertos, se cometieron más de 350 suicidios y 1687 heridos por el lado argentino. Por el otro bando, hubo 255 muertos, se cometieron 264 suicidios y se registraron 775 heridos.

Fue algo complejo, fue difícil. Pensar en los jóvenes que fueron enviados a la guerra me estremece. Ponerse en su lugar me hiela la sangre. Imaginarse que los soldados debían estar lejos de casa, con las botas mojadas por estar pisando sobre turba constantemente, y enfrentándose a un enemigo tan imponente como Inglaterra, con falta de recursos y escasa preparación. Pensar, también, que había días en los que no podían descansar por los bombardeos nocturnos. Y, además de eso, estar en la situación nacional de una dictadura militar caracterizada por la violación de los derechos humanos.

 Al principio mencioné que algunas personas que se encuentran en la ciudad desde hace años, pueden contar un poco de lo que vivieron. Pues, hay más de un relato de personas que intentaban contribuir con recursos básicos, como comida o abrigo para los soldados. La falta de comida fue algo que martilló a los soldados argentinos; en algunas cartas de soldados, se menciona la falta de comida. Así, en una carta de Jorge Ludueña, fallecido en la guerra, el exsoldado cordobés escribiéndole a sus padres mencionó: Estas líneas son para contarles que aquí hace mucho frío y que la comida es escasa y espero que esto termine pronto así estás más tranquila”. La carta de Jorge fue recibida 37 años después de ser escrita.1

La guerra de Malvinas, hoy, se inscribe en la historia argentina. La isla de Tierra del Fuego tiene marcas que nos recuerdan las cicatrices de la guerra; los soldados caídos, los soldados heridos y las marcas que llevan los veteranos hoy en día se realzan en las entrañas de Rio Grande y se extiende por toda la provincia y el país.

En mi paseo, entonces, me veo enfrentado a todos estos monumentos, un poco abrumado después de pensar tanto en esos jóvenes. Camino y pienso. Camino hacia la orilla del mar, esa que siempre estuvo al lado de todo el recorrido. Me siento sobre la arena, viendo al mar, preguntándome si habrá valido la pena todo esto. Muchos jóvenes fueron enviados a una guerra innecesaria. Me pregunto si el militarismo es el camino. Me contesto sólo, después de tanto pensar, no lo creo. Si el militarismo únicamente consiguió muertes y situaciones desastrosas, ¿por qué seguir repitiéndolo?

Queda claro que la Guerra de Malvinas es algo de lo que debemos aprender, y algo que no debemos olvidar. Y, de ahí, sentado en la arena gris de la costa sureña, levanto la cabeza y miro hacia el mar. Allá atrás, no solo están las Malvinas. Allá atrás, están también las cruces blancas del cementerio Darwin. Pero no solo eso. Allá atrás, detrás de esa bruma, también está la historia de una juventud que fue despojada en vida. La guerra de Malvinas no es solo un desfile el 2 de abril, o la vigilia, o monumento, la guerra de Malvinas es mucho más.


1- Carta:





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